Cuando recorremos
los caminos que nos llevan de México hacia Cuernavaca en automóvil, es difícil
reparar en toda la belleza que hay en la serranía que nos rodea, solo al
detenernos en algún mirador o poblado sobre la carretera podemos percatarnos de
algunas brechas que conducen a valles escondidos o vistas increíbles de parajes
naturales que a pesar de su cercanía con el D.F., parecen inexplorados.
Un ejemplo de esto
son las cuevas labradas en
lava que se originaron durante la época de erupción de los muchos
volcanes que se encuentran en la zona, por cierto algunos de ellos muy jóvenes;
en aquel entonces la lava corrió formando una especia de arterias que en
algunos casos, por la permeabilidad, el flujo del agua dreno creando túneles
que se unieron con otros dando lugar a redes tan extensas que aun no han sido
completamente investigadas por lo que resulta riesgoso incursionar en ellas si
no se tiene una capacitación específica.
Tal es el caso de "La cueva del aire"
que está en el poblado de la Magdalena Petlacalco en el kilómetro 2 y de la que
dicen los pobladores de la zona, cruza completamente el pueblo hasta llegar a
Topilejo. Hay quienes afirman también que la cueva tiene otra salida por el
lado de Contreras y que es tan grande que cabe un hombre montado en su caballo.
Algunos creyentes
asocian dicha cueva con el Charro del Viento un personaje mítico al que se le atribuyen tanto maleficios
como beneficios, mismos que van relacionados con diversos fenómenos naturales,
la salud o incluso la distribución del agua.
¡Hasta la próxima!
Diana Reyes
Diana Reyes
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