lunes, noviembre 5

El Ciego Dionisio Yepes y su Encuentro con la Llorona

Gracias a quienes me enviaron mensajes con relación a mi entrada anterior y a petición del público, continuamos con el tema de las leyendas. 

El Ciego Dionisio Yepes y su Encuentro con la Llorona


Cuentan los que saben… que en esos días, por ahí de 1936, cuando se declaró Parque Nacional a una gran parte de los terrenos que conformaban el rancho Teochtihuitl y la barranca donde se originaban varios manantiales que le dieran fama de extraordinaria belleza al lugar conocido como Las Fuentes Brotantes, el gobierno local de aquel entonces nombro a Dionisio Yepes encargado y cuidador.

En aquel tiempo, la leña abundaba en el parque y los veladores para entretenerse, acostumbraban apilar montones para prender su fogata o para venderla a alguno de los muleros que muy temprano pasaba por ahí, Dionisio sabiendo que el suelo era muy escaso no le daba mayor importancia y menos cuando observaba que ninguno de ellos duraba en el puesto. Todos aseguraban haber escuchado el lamento y los gritos de la llorona alrededor del lago y casi siempre a media noche, decían que escuchaban a una mujer que gritaba llamando a sus hijos en forma lastimera, después de eso renunciaban y jamás volvían por el lugar.
Dionisio Yepes, un hombre muy serio, robusto y bragado, le dijo a su mujer un día: - Yo iré a ver quien es el chistoso o la chistosa que anda asustando a los muchachos. Hazme unos tacos y ponme una botella de café bien caliente por que lo mas seguro es que regrese tarde.

Aquella ocasión salió a la media noche montado a caballo. Inicio el recorrido alrededor del lago, y empezaba a sentirse cansado cuando de pronto vio una mujer que vestida de blanco, con el cabello suelto, caminaba por la  orilla  lanzando un alarido que parecía de aflicción. Sintió escalofríos pero no perdió el tiempo. A galope fue tras ella y con destreza lanzo la riata y la atrapo. La mujer trastabillo y cayó al agua. Dionisio la miro hacer desesperados intentos por flotar, ella angustiada apenas podía gritar - Sálveme señor no se nadar. Dionisio ato la cuerda a la montura, se apeó del caballo y al acercarse, en el momento de intentar ayudarla, vio que sus ojos estaban vacíos y en un parpadeo, casi de entre sus manos la mujer desapareció. Dionisio quedo perplejo, se estremeció profundamente y de repente solo sintió un sobresalto que lo hizo caer, y quedar inconsciente.
Al día siguiente, al no verlo regresar, su mujer dio aviso a las autoridades quienes lo encontraron tirado cerca del lago, sin habla y en una posición fetal demasiado extraña para un hombre tan corpulento como era Dionisio, hubo de pasar bastante tiempo para escucharlo contar su historia pero nunca dijo lo que vio realmente, solo remarcó que fue tan impresionante la visión que ciego quedo desde entonces.


¡Hasta la próxima!
Diana Reyes


2 comentarios:

  1. Diana te felicito, ya tienes una buena colección de leyendas de Tlalpan en tu blog. Estas narraciones forman parte de nuestra cultura y es innegable que tienden a influir en la conducta de las personas y aunque muchas veces tienen su origen en alguna situación real generalmente solo son hechos imaginarios. Saludos.

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    1. Hola Roc. Es cierto, ya tengo una colección interesante de leyendas y las he reunido en un solo documento que pronto publicaré en este blog. No dejes de visitarme o suscríbirte por correo electrónico a mis actualizaciones.

      Hasta pronto!

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